Inclusión y derecho a la ciudad. El ejercicio de los derechos
ciudadanos de las mujeres:
La Agenda de las Mujeres para
Rosario, Argentina.
Autora: Ana Falú
Profesora de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
Con la colaboración de Santiago Palero
La sociedad urbana se ha complejizado, emergiendo nuevos
comportamientos sociales, usos del tiempo y formas de movilidad y
comunicación. Entre los nuevos fenómenos se observa el auge de la
violencia urbana que afecta, de distinta manera, la vida de las mujeres
en la ciudad. Pobreza, desigualdad, persistencia de la división sexual
del trabajo, violencias privadas y públicas constituyen nudos críticos
prioritarios en el ejercicio de los derechos ciudadanos de las mujeres.
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Introducción
“El derecho a la ciudad” (Le droit à la ville) (Henri
Lefebvre, 1968) implica una mirada política que prioriza
la satisfacción de necesidades de ciudadanía de sus
habitantes, rescatando “al hombre como sujeto principal,
protagonista de la ciudad que él mismo ha construido”.
Frente a lo expuesto, cobra relevancia el interrogante de
David Harvey (2008), ¿De qué derechos hablamos? ¿Y de
la ciudad de quiénes? O quizás planteado de otro modo:
¿Quién define y construye la ciudad? ¿Quiénes son los
destinatarios de sus bienes públicos y de los servicios
diversos que la componen? (Falú, 2013).
En una perspectiva de inclusión y género, feministas de
diversas disciplinas vienen desarrollando investigaciones
tendientes a dar cuenta de estos interrogantes. Los
mismos, han posibilitado la comprensión de las posiciones
y condiciones de subordinación que son experimentadas
por las mujeres en las ciudades que habitan, y que hallan
fundamento en la fuerte división sexual del trabajo que
persiste. Situando a las mujeres en el ámbito privado del
hogar, relegándolas de lo público: “…hombres vinculados
al trabajo productivo —generadores de ingresos– y mujeres
pensadas como responsables únicas y exclusivas del
trabajo doméstico y reproductivo –cuidado de los hijos y
organización del hogar—.” (Falú, 1998).
Entre los estudios y prácticas que aportaron de modo
significativo a recuperar a las mujeres en la narrativa de la
ciudad, cabe mencionar entre otros, los de Daphne Spain,
quien en sus libros Gendered Spaces y How Women saved
the city, documenta iniciativas desplegadas por las mujeres
en las ciudades, entre la Guerra Civil norteamericana y la
Segunda Guerra Mundial. Cabe resaltar también, a Dolores
Hayden, quien en The Grand Domestic Revolution documenta
la vertiente de feministas materialistas (fines del siglo XIX),
las cuales cuestionan la división sexual del trabajo y plantean
la colectivización del trabajo doméstico y del cuidado de
los niños1
. En cuanto a los aportes más reciente, y que han
consolidado este campo disciplinario, destacan Jane Jacobs,
Francoise Choay y Saskia Sassen (Velázquez, 2012).
En Latinoamérica2, a partir de los 80, un conjunto de
elaboraciones teóricas impuso como objeto de reflexión
las relaciones entre las mujeres y las ciudades que
habitan, sumando, a las voces del feminismo, nuevas
argumentaciones. Todas ellas, han aportado adelantos
significativos, en el siglo XX, en los derechos para las
mujeres, instalando tratados, acuerdos y compromisos a
nivel internacional3
con amplia aceptación por el conjunto
social y promoviendo, además, el compromiso por parte
de los Estados4. Entre otros, cabe destacar el conjunto
de conferencias convocadas por la ONU hacia fines del
siglo XX y los encuentros feministas de América Latina y
el Caribe, que en 30 años de construcción de la agenda
feminista latinoamericana, incluyó el derecho de las
mujeres a la ciudad y el hábitat como un tema de agenda.
Este conjunto de instrumentos articula la agenda de los
derechos de las mujeres con la agenda urbana.
Lo expuesto sucede en un contexto de transformación
creciente de las ciudades y de los espacios de la
cotidianidad como resultado de diversos fenómenos
económicos, sociales, culturales y tecnológicos, afectados
por la globalización y el auge de las políticas neoliberales,
que han impactado, por ende, en las formas de vivir en
las ciudades. La sociedad urbana se ha complejizado,
modificando en este proceso los comportamientos sociales,
el uso del tiempo y las formas de movilidad y comunicación.
Entre los nuevos fenómenos que cambian el cotidiano de
las personas, el de la creciente violencia urbana es uno de
los emergentes y críticos que afecta, de distinta manera,
la vida de las mujeres en la ciudad. Pobreza, desigualdad,
persistencia de la división sexual del trabajo, violencias
privadas y públicas constituyen nudos críticos prioritarios
en el ejercicio de los derechos ciudadanos de las mujeres.
A fines expositivos, la presentación se organiza en tres
momentos. El primero de ellos plantea las connotaciones
que adquiere, en el actual siglo XXI, el derecho a la ciudad
en general y las dimensiones que éste comprende para las
mujeres. El segundo, da cuenta de los principales nudos
críticos para las mujeres y para su goce y disfrute del
derecho a las ciudades, y aborda, de manera específica,
la pobreza y la desigualdad vinculadas a la división sexual
del trabajo, con una referencia específica acerca de las
violencias urbanas contra las mujeres y las restricciones
de derechos que las mismas suponen. El tercer momento,
presenta la experiencia de construcción de la Agenda
Mujeres por la Ciudad. Sin miedos ni violencia, que tuvo
lugar en el marco del Programa Regional Ciudades Seguras
para Todos y Todas5, en la Ciudad de Rosario, Argentina.
Finalmente, se esbozan algunas conclusiones en este tema.